jueves, enero 18, 2018

Bioeconomía: ¿¡qué rayos es eso!?

/ Estrategia de Bioeconomía de Andalucía /


Fuimos convocados por unos compañeros de la Consejería de Agricultura para que -desde el Instituto Andaluz de Administración Pública- conociéramos e hiciéramos llegar observaciones sobre el borrador de plan estratégico que habían elaborado.
Como economista y aspirante a especialista en Evaluación de Políticas Públicas, y también como ciudadano, la oportunidad que se me brindaba me resultaba apasionante. Se trata de la Estrategia de Bioeconomía de Andalucía (EBA), una política con horizonte en 2030.
Pero ¿qué es la bioeconomía? ¿Acaso tan solo un término políticamente correcto? ¿Tiene relación con la economía circular? ¿Es la llamada economía verde? ¿Encuadra el concepto de bioeconomía a las energías renovables¿Es un campo real de la Economía y la ciencia económica de hoy? 
La EBA -cuyo borrador fue presentado el pasado día 12 de diciembre en el salón de actos de la Consejería de Agricultura y Pesca- recoge la precisa definición de bioeconomía de la OCDE (en mi opinión, la más correcta y clara):
Conjunto de actividades económicas de una sociedad que aprovecha el valor latente de los productos y procesos biológicos para lograr nuevo crecimiento económico y beneficios para las personas y las naciones.

[Tomado de OECD International Futures Programme (2006)
“The bioeconomy to 2030: designing a policy agenda. Scoping paper”

Llamo la atención sobre el adjetivo que destaco en cursiva: valor latente. La bioeconomía trabaja sobre algo no desvelado, oculto, no apreciado. También hemos de entender en la definición anterior nuevo por distinto, diferente a lo anterior.
Esta acertada definición es básica para entender la Estrategia de Bioeconomía de Andalucía. Y ello con mayor facilidad que la de la propia EBA o la de la Estrategia Española de Bioeconomía.
Este vídeo de dos minutos de la Comisión Europea explica acertadamente qué es la bioeconomía (no olvide insertar los rótulos en español de la traducción).

Y, en mi visión, la EBA no pretendería, en definitiva, sino, básicamente, “más economía”, más “economía-bio” en Andalucía, “más economía biológica”. Este es el foco que proporciona luz y bajo el que conviene situarse para aprehender la estrategia, tras manejar 49 medidas, 8 líneas estratégicas y hasta 16 objetivos (explícitos, implícitos, desdoblables, generales, específicos, transversales, instrumentales, que de todo carácter hay).
La bioeconomía presenta un fuerte componente I+D+i (cuestión que no se desprende de la definición propia de bioeconomía por la EBA), en la forma de nuevos procesos productivos que puedan convertir esos valores latentes de que habla la OCDE en recursos realmente aprovechables desde el punto de vista de la economía. Hablamos, por ejemplo, de obtener cultivos no solo para producir alimentos sino también combustibles, o de un superior aprovechamiento de los residuos orgánicos humanos del entorno urbano con ese mismo fin, o para producir fertilizantes.
De hecho, la Comunicación de la Comisión Europea (descarga del documento en formato PDF aquí) al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones se titula La innovación al servicio del crecimiento sostenible: una bioeconomía para Europa.
Reparemos en este punto en que, evidentemente, la economía ha empleado recursos naturales biológicos ya desde el Neolítico: ganado para producir alimento, o árboles para fabricar mesas, muebles o armas para cazar. De la misma manera, emplea recursos naturales no biológicos, claro está, como la piedra.
Hoy, sin embargo, se trata de descubrir otros valores económicos en los recursos biológicos no tan evidentes o inmediatos (esa es la bioeconomía), con la meta última de generar un crecimiento económico y desarrollo sostenibles.
De acuerdo con la definición de la OCDE, actividades como la generación de energías renovables de origen eólico o solar no caen dentro del perímetro de la bioeconomía; en cambio, la producción de gas metano a partir de biomasa (excrementos animales), o de etanol a partir de la remolacha, el maíz o la paja, sí lo es.
¿Qué es, estrictamente, la biomasa? La biomasa es el recurso biológico susceptible de aprovechamiento económico constituido por la fracción biodegradable de:
  • procedentes de las actividades agrarias, la silvicultura, la pesca y la acuicultura (incluidas las algas) y de las industrias conexas,
    • sus productos (alimentos, productos forestales,...), 
    • subproductos (pajas, restos vegetales de invernaderos, estiércoles, descartes de la pesca,...), 
    • y los desechos y residuos de origen biológico; 
  • los subproductos industriales y residuos urbanos.
La biomasa constituye el input de los procesos productivos bioeconómicos. Su output se denomina bioproducto. Los procesos productivos que transforman uno en otro son la atención de la bioeconomía.
Así, una de las utilizaciones más comunes de la biomasa es la generación de energía, o también la fabricación de piensos o de fertilizantes.
Por otro laso, si los residuos, descartes o desechos (de carácter biológico o no) de un proceso productivo se reaprovechan y vuelven a ingresar en el ciclo económico, este nuevo proceso productivo así creado conformaría la denominada economía circular, que aprovecha y reduce de manera iterativa éstos al mínimo no recuperable económicamente.
Una obviedad que hemos de recordar es que el impacto ambiental cero no existe; y no existe desde el Neolítico, momento en el que la Humanidad deja de practicar la itinerancia, la caza y la recolección, y crea la agricultura y el pastoreo, fijándose en el territorio y asentándose en colectividades que conforman las ciudades (en suma, desde hace 8.000 o 7.500 años que el hombre creó la civilización).
Como decimos, los desechos o residuos de los procesos productivos pueden ser biológicos o no. Ejemplos de lo primero pueden ser los tomates o las naranjas que se apartan de la comercialización por no alcanzar determinado tamaño; de lo segundo, las astillas de madera o la ganga o la escoria, que, con adecuados tratamientos, pueden ser reaprovechados.
La idea central de la bioeconomía es que si el input materia prima de un proceso productivo es inorgánico, no se trata de bioeconomía. Se trataría simplemente, en ese caso, de economía, de la economía de toda la vida: por ejemplo, petróleo para producir combustibles, oro para fabricar anillos o componentes de naves espaciales, hierro para levantar puentes.
La bioeconomía sería, así, un concepto más estrecho que el de economía sostenible (o economía verde, eco-economía o economía ecológica).
Cuando fuimos informados de esta iniciativa de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, me acordé de la lectura de un artículo del blog Nada es gratis en el que, en los comentarios de los lectores, se mencionaba la figura del economista Nicholas Georgescu-Roegen (1906-1994), hasta entonces
desconocido para mí. Supe entonces que se le conoce como el padre de la economía ecológica.
Para explicar el concepto de economía ecológica -y el de bioeconomía- solo hemos de ser conscientes de la limitación de lo que se conoce como función de producción neoclásica, el paradigma con el que se explica a los alumnos de Económicas la razón existencial de la empresa, esto es, cómo surge el producto como combinación de los factores de producción. Pero eso lo veremos en un post posterior. Hoy solo llamamos la atención sobre que sigue siendo el paradigma en muchos manuales.
En nuestra tierra contamos con un extraordinario exponente de empresa con intereses en la bioeconomía, Abengoa. La crisis que ha sufrido hasta casi hacerla desaparecer se ha llevado por delante sus plantas de bioetanol repartidas por el mundo: ha tenido que venderlas para devolver los préstamos de su plan de reestructuración.
Ignoro si la bioeconomía seguirá siendo nicho de interés para tan relevante empresa, que sigue en pie, con 13.000 empleados en todo el mundo y 3.000 en Sevilla, muestra excelente de que en Andalucía hay otra economía además de la de sol y playa. Al respecto, sabemos que ha retomado un proyecto bioeconómico en EE.UU., según informó La Vanguardia en noviembre pasado. Hace escasas semanas, su cliente recibió la autorización administrativa correspondiente. Es un proyecto con riesgo: se trata de la primera planta en el mundo que producirá biocombustibles a partir de residuos sólidos urbanos mediante tecnología de gasificación.
Sigue adelante con el negocio de las desaladoras, repartidas también por todo el mundo (ha conseguido dos nuevos contratos en un solo mes, diciembre pasado).

Riesgo, héte ahí la cuestión. Algo consustancial a la actividad económica. Pero ¿estamos hoy en la misma circunstancia que en tiempos anteriores? ¿Lo está el planeta? ¿Lo estarán las generaciones futuras? ¿No deberíamos todos, es decir, la sociedad, el Estado, los estados, compartir este riesgo? Los accionistas de empresas productoras de energía mediante combustibles fósiles o mediante recursos radiactivos, con impactos directos e indirectos negativos sobre el medio ambiente ¿seguirán cobrando dividendos mientras perjudican la sostenibilidad física de la actividad humana y, simultáneamente, los accionistas de empresas de la economía verde no pueden hacerlo, o, peor aún, los puestos de trabajo de sus empleados correr más riesgo que los negocios tradicionales?
Volviendo a nuestra Estrategia de Bioeconomía, diremos que es un proyecto en formulación cuya redacción corresponde a la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, en coordinación con otras (julio de 2016, Acuerdo del Consejo de Gobierno). El documento elaborado es enciclopédico, un compendio extenso de cuanto define a la bioeconomía.

Volveremos a hablar en torno a ella de nuevo en torno a un punto muy concreto, una práctica errónea que se extiende, según estoy pudiendo apreciar desde mi puesto, en la práctica de la Dirección Estratégica en el ámbito público, cual es la incorrecta utilización del concepto representado por las declaraciones de MISIÓN y VISIÓN, que la estrategia aplica a sí misma y no a la propia organización. 
El objetivo del IAAP se centra en que la citada Estrategia de Bioeconomía de Andalucía contenga los elementos necesarios de toda política pública evaluable. La pretensión última es que la ciudadanía no sea mera invitada a un acto de fé: que las buenas intenciones hayan de conducir necesariamente a buenos resuiltados.
Terminamos con una cita sobre la bioeconomía de Georgescu-Roegen:


«… quizás antes de lo que podría pensarse, el
hombre tendrá que volver a plantearse orientar
su tecnología en sentido opuesto al actual,
obteniendo gasolina a partir de cereales»



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1 comentario:

  1. Según el diccionario Oxford, producto es "Cosa producida natural o artificialmente, o resultado de un trabajo u operación". O mejor, "cosa engendrada natural o artificialmente, o resultado de un trabajo u operación". Por tanto, la definición de la OCDE de bioeconomía incluye tanto productos naturales como fabricados, siempre de carácter biológico.

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