domingo, mayo 29, 2016

Gestión pública y problemas enrevesados

/ La dificultad de la Evaluación de Políticas Públicas /


En el boceto de lo que habrá de convertirse en el futuro sistema de Evaluación de Políticas Públicas en Andalucía, se señala, entre otras cuestiones, como requisito básico para la evaluabilidad de cualquier intervención pública (política, programa, plan, proyecto, norma) que el "problema/situación que se pretende cambiar ha de estar bien definido".
Ello dista de ser una cuestión baladí.
Se entiende por evaluación, en términos generales, un proceso integral de observación, medida, análisis e interpretación encaminado al conocimiento de una acción pública concreta que permita alcanzar un juicio valorativo, basado en evidencias, respecto de su:
  1. diseño, 
  2. puesta en práctica, 
  3. resultados e 
  4. impactos.
Y no es cuestión baladí con mayor intensidad aún en el ámbito de lo público. Y ello me evoca la fascinante -así me resultó- formulación de los problemas enrevesados (otras traducciones aceptables del término original en inglés wicked problems podrían ser problemas perversos, retorcidos o endemoniados).
Lo que sigue es la reproducción del artículo La Estrategia como problema perverso publicado en Harvard Business Review2.
Se trata de la conceptuación de una clase de problemas introducida en 1973 por los profesores de la Universidad de Berkeley (la universidad pública de California) Horst Rittel y Melvin Webber y que definiría muchas de las cuestiones a las que se enfrentan los gobiernos y las administraciones.
Así, pueden calificarse de “problemas enrevesados” el cambio climático, la marginación social, la degradación del espacio público, la obesidad de la población, la desigualdad y el reparto de la riqueza, etc.
El artículo de los autores mencionados, Dilemas en una Teoría General de Planificación, reseñaba diez propiedades que distinguen a los problemas perversos de los problemas difíciles (pero corrientes).
Son éstas:

  • 1. No existe una formulación definitiva para un problema complejo. No es posible escribir una declaración bien definida de un problema enrevesado, como sí se puede en cambio hacer con un problema corriente.
  • 2. Los problemas enrevesados no tienen punto final de resolución. Frente a un problema común, puede decirse que se ha alcanzado una solución; con un problema perverso, la búsqueda de soluciones nunca se detiene.
  • 3. Las soluciones a los problemas perversos no son verdaderas o falsas, sino buenas o malas. Los problemas ordinarios tienen una solución que puede ser calificada objetivamente como correcta o incorrecta. La elección de una solución a un problema enrevesado es, en gran medida, una cuestión de juicio.
  • 4. No hay prueba inmediata y definitiva de la solución a un problema complejo. En cambio, es posible determinar de inmediato si una solución a un problema común está funcionando. Las soluciones a los problemas perversos, sin embargo, generan consecuencias inesperadas a través del tiempo, por lo que es difícil medir su eficacia.
  • 5. Cada solución a un problema complejo es una operación de "última bala"; dado que no hay oportunidad de aprender mediante ensayo y error, todo intento tiene consecuencias significativas. Las soluciones a los problemas comunes pueden ser juzgadas y abandonadas fácilmente. En el caso de los problemas perversos, cada solución implementada tiene consecuencias que no se pueden deshacer.
  • 6. Los problemas perversos no tienen un conjunto exhaustivo descriptible de las posibles soluciones, ni existe un conjunto bien delimitado de operaciones permisibles que puedan ser incorporados en la cuestión. Los problemas ordinarios vienen con un conjunto limitado de posibles soluciones, por el contrario.
  • 7. Cada problema perverso es esencialmente único. Por el contrario, un problema común pertenece a una clase de problemas similares, resueltos todos de la misma manera. Un problema complejo es, en sustancia, un problema sin precedentes; la experiencia no ayuda a resolverlo.
  • 8. Cada problema retorcido puede ser considerado como un síntoma de otro problema. Mientras que un problema común es autocontenido, un problema perverso se entrelaza con otros problemas, los cuales, sin embargo, no tienen una causa raíz.
  • 9. La existencia de discrepancias en la representación de un problema complejo se puede explicar de numerosas maneras. Así, un problema perverso implica a muchos interesados, quienes tendrán diferentes ideas sobre lo que es realmente el problema y sobre cuáles son sus causas.
  • 10. El gestor no tiene “derecho a equivocarse”. Los resolutores de problemas relacionados con un asunto perverso devienen responsables de las consecuencias de las acciones que emprendan (tal es el impacto tan grande que dichas acciones ocasionan), consecuencias difíciles de justificar.
Los diez puntos anteriores resumen la dificultad de la evaluación de políticas públicas.

En el artículo de la Harvard Business Review que se muestra en esta entrada se califica al establecimiento de la estrategia de la empresa como un problema enrevesado.


Todos los sinónimos de enrevesado que se presentan a continuación (del Diccionario de sinónimos y antónimos © 2005 Espasa-Calpe) serían igualmente aplicables a las diez características definitorias anteriores:

  • enrevesado
complejo, complicado, confuso, incomprensible, difícil, arduo, intrincado, liado, embarazoso, enmarañado, embrollado.



1Nota 1 Así la define la AEVAL en FUNDAMENTOS DE EVALUACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS. AEVAL, 2010. Ministerio de Política Territorial y Administraciones Públicas


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