/ Equidad y eficiencia en la Economía Pública /
No puedo estar más en desacuerdo con lo que escribe Gumersindo Ruiz -profesor de la Universidad de Málaga- en su columna habitual titulada en esta ocasión “Sin inversión pública no hay turismo” (Málaga Hoy, ver más abajo).
Justifica en su artículo que se construyan por los poderes públicos infraestructuras que permitan traer y facilitar la atención y el movimiento por el territorio andaluz de turistas, extranjeros y de otras regiones españolas.
Como señala el autor, “no hacen falta muchos estudios para ver que las masas turísticas se absorben en España gracias a las inversiones públicas en carreteras, puertos, aeropuertos, tren, sanidad, seguridad, y otros servicios de salud, saneamiento, y agua”.
Tiene nuestro país 46'5 millones de habitantes; 75 millones de turistas recibió en 2016, gracias en buena parte a turismo prestado de otros países mediterráneos inestables. Se habla de burbuja turística sin tapujos.
Y estoy en desacuerdo porque el turismo, de un lado, proporciona empleos de baja cualificación, bajos salarios, temporalidad y escaso valor añadido. El turismo fordista de paquetes de hotel, sol y playa es el paradigma originario. De otro lado, el turismo residencial es un gran depredador del hábitat natural.
Benalmádena. Colmatación de la franja litoral por viviendas turísticas. El País |
Por añadidura, este tipo de turismo se encuentra asociado a otro sector de baja productividad y valor añadido: la construcción y la promoción inmobiliaria.
Hablamos del modelo de desarrollo español que hizo crash tras la crisis financiera surgida en EE UU en 2007, que, a su vez, destapó las inconsistencias del sistema económico -y sus conexiones con el sistema político- de España.
El turismo residencial es la razón primordial de que la obra pública más cara que se haya planteado en España -entre las 814 seleccionadas por la patronal SEOPAN, vea El Confidencial- sea el conocido como tren litoral de la Costa del Sol.La astronómica cifra asciende a 5 000 millones de euros (y es superior en 1 000 millones a la siguiente en importe, la línea orbital de cercanías de Barcelona).